Naïf, románticas y dignas de una princesa, las celebs reinventan la versión corona.
De pequeñas, soñamos con ser princesas. Suele ser un pensamiento casi inherente a toda fémina. Casi tanto como ese deseo por peinar a nuestras madres que experimentamos en fases muy tempranas de nuestra infancia y que evoluciona hasta esa imagen tan recurrente de niñas en un patio de colegio que juegan entre peines, coletas y trenzas. Sobre todo, trenzas. Ese peinado con el muchas niñas comienza a mostrar habilidad y destreza suprema de forma sorprendente casi antes de aprender a leer o escribir.
Son juegos de niñas, sí, pero años más tarde descubres la infalibilidad de ese peinado por el que, de una u otra manera, acabas sintiendo devoción.
Yo os confieso que las trenzas corona son mi peinado favorito “por la comodidad y la rapidez con la que se pueden hacer a pesar de parecer complicados".
Las trenzas son aptas para cualquier tipo de cita, aunque con ciertas restricciones cuando hablamos de la forma del rostro. “Es más apropiada para rostros un tanto aniñados, naïf. En cambio, no siempre favorece a los rostros con facciones más duras”.
El pasado otoño: en su versión más clásica y sensual (a saber: baja, muy deshecha y en ocasiones ladeada). Este verano: en su carácter más romántico, a modo de diadema que se declina con carácter tirolés, con versiones de raíz y trenzas de un solo lado.

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